La educación de los hijos es un eslabón muy complejo e importante para su vida futura. Los padres deben ser ejemplo y fomentar ciertas normas que los ayuden a vivir en sociedad. Aprender a respetar y a respetarse desde la infancia es primordial para que los niños y niñas crezcan conociendo su valor, su dignidad y la de los demás, de modo que entiendan que es posible tener opiniones y perspectivas diferentes a las ajenas sin que esto sea causante de un disgusto o conflicto verbal. Respeta para que te respeten es una máxima que se usa mucho y tiene una vigencia verídica. La familia es el lugar donde se supone que habríamos de encontrar protección y seguridad.

Debe ser el sitio ideal para forjar valores que contribuyan a convivir con respeto, armonía y amor. Es imprescindible hacerles saber que siempre pueden contar con nosotros, y el tiempo que le dediquemos debemos brindarle amor, respeto, comprensión, pero sin dejar de poner límites. No funciona ni el exceso de permisividad ni el autoritarismo, el cual es abuso de poder, lo que mancilla su dignidad y autoestima. Es muy importante criarlos con responsabilidad, inculcarles valores, demostrarles afecto y respeto, manteniendo siempre una comunicación asertiva, es decir, expresarles de manera clara y objetiva nuestros criterios, deseos, sentimientos, sin menoscabarlos, ofenderlos o herirlos, o no valorar sus opiniones.

Hay que dialogar, intercambiar ideas, aconsejar, preguntar, y también responder a sus preguntas con sinceridad, acorde a su edad, sin intentar imponer nuestro criterio, y aunque tengamos diferentes puntos de vista, e independientemente de la composición familiar, lo importante es que prevalezca el amor, el respeto mutuo y la comprensión.

En ocasiones encontramos a personas adultas que no saben tratar a las personas con debido respeto, esto responde a que los padres no pusieron límites necesarios en el quehacer. Por otro lado existen padres que piensan que darle todo a los hijos muestra cuanto lo queremos esto, no ayuda a la educación. De igual manera minimizan sus necesidades como si a las personas mayores no le hiciera falta alimentarse debidamente o no necesitara de unos zapatos nuevos por ejemplo no ayuda en nada.

Es esencial mostrar que los hijos que los padres también tienen derechos a obtener cosas fundamentales para su bienestar. Dar de forma desmedida debilita el alma. No es tarde para rectificar la educación de nuestros hijos, te lo agradecerá él, los más cercanos y la sociedad.

Olga Álvarez Suárez
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