Divertirse, pasar un día especial en compañía de amigos y disfrutar del tiempo libre es una de las premisas esenciales de los jóvenes y adolescentes.
Estos espacios son importantes porque así se relacionan, hacen nuevas amistades y encuentran elementos que los ayuda a formarse como personas de bien.
La recreación aumenta la confianza de los adolescentes en sí mismos, porque en ese contexto se deben vencer desafíos e imprevistos del entorno que estimulan a dar lo mejor de sí, a enfrentar y resolver nuevas dificultades aprendiendo de las diferentes experiencias. Muchos jóvenes y adolescentes asocian los momentos de esparcimiento con la ingesta de alcohol.
En los adolescentes, se producen cambios complejos en su desarrollo en la medida que maduran, especialmente en sus cerebros.
Estos cambios generalizados en la organización y el funcionamiento del cerebro, que continúan hasta mediados de los 20 años, dan lugar a las habilidades cognitivas, emocionales y sociales necesarias para que los adolescentes sobrevivan y prosperen.
Estos cambios puede también aumentar la vulnerabilidad del cerebro adolescente a la exposición al alcohol.
El consumo de alcohol por parte de los menores de edad puede llevar a los adolescentes a tomar malas decisiones y a participar en comportamientos potencialmente nocivos (por ejemplo, beber y conducir, tener comportamientos sexuales sin protección y consumir otras sustancias) que pueden tener una serie de consecuencias negativas, como lesiones, agresiones sexuales e incluso la muerte.
En los adultos, el consumo de alcohol afecta a la toma de decisiones y al control de los impulsos, y puede llevar a una serie de consecuencias negativas.
Para los adolescentes, el consumo de alcohol puede dificultar aún más el control de los impulsos y la toma de decisiones saludables.
Tanto en los adolescentes como en los adultos, el consumo de alcohol también reduce la capacidad de percibir el peligro ya que interrumpe la función de una región del cerebro llamada la amígdala.
El alcohol suele producir sentimientos gratificantes, como la euforia o el placer, que «engañan” al cerebro para que piense que la decisión de consumir alcohol fue positiva y motiva a la persona a volver a beber en el futuro.
Los padres deben tener conocimiento de ello y dominar las acciones que realiza su hijo.
La comunicación padre e hijos es esencial aun cuando sean mayores de edad.
Conviértase en el amigo referente de su hijo, de esta manera lo ayudará mas y en recompensa usted tendrá más gratificaciones.
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