Especiales

Para las niñas en Cuba, un país donde la emancipación se hereda, donde el talento se cultiva desde las cunas y donde soñar se practica “como religión”, todo puede ser posible. Porque, si algo ofrece este país, es oportunidades a la mujer.

Si algo se intenta, es romper estereotipos, y lo hemos logrado, pero con trabajo y esfuerzo.

Desde 1959, las mujeres viven en la inclusión social y de participación en todas las esferas de la sociedad que les han permitido estudiar y aspirar a una carrera científica y al postgrado, así como ejercer cargos públicos. A pesar de la voluntad del Estado cubano de que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre dentro de la sociedad, no es un camino fácil.

Hemos tenido que cambiar estereotipos de género y costumbres machistas. Vivir en una sociedad patriarcal genera este tipo de discusiones en el siglo XXI.

Vivir en un país donde las revoluciones fueron impulsadas por hombres es también pensar patriarcalmente, aun cuando la presencia de las mujeres es notable desde los inicios de las luchas independentistas en Cuba.

La Federación de Mujeres Cubanas, fundada el 23 de agosto de 1960, trabajó de conjunto con el Estado para garantizar igualdad de derechos y condiciones para las mujeres, así como también velar por el bienestar de las familias.

Así lo hace evidente la Constitución de la República en su Artículo 43 y en el Capítulo III del texto, dedicado a las familias, pilares importantes para la sociedad cubana y a las que el gobierno les presta especial atención.

La lista con nombres y hechos de todo cuanto se ha logrado a nivel nacional e internacional, no alcanzaría, pero qué bueno resaltar otra vez el papel de la mujer en estos tiempos en los cuales se sigue luchando por el empoderamiento.

De esta manera, la implementación de diferentes programas y políticas públicas por parte del Gobierno de Cuba para otorgar mayor autonomía económica a la mujer, así como mayor participación y poder de decisión en las cuestiones sociales y de país cosechan sus frutos.

Decir nombres de mujeres ariguanabenses ejemplo para el resto de nosotros, sería un acto egoísta.

Me quedo con la imagen de esas maestras sacrificadas, aquellas enfermeras conocedoras de heridas y lágrimas, de las que, botas de agua y camisa, apenas se quitan el sudor en el campo, la que dirige una empresa, la que barre las calles con todo orgullo y respeto, las gastronómicas, las militares, la que labora en los servicios, el transporte, ejecutivas, con todas.

Es por ello, que llegar al empoderamiento sigue como referente para todas, hacer las voces en defensa de su condición es el camino y para ellos la superación, la cual las hace sabias.

El trabajo las hace independientes, socializar las convierte en especiales, todas estas son armas contra la violencia, esa que se visualiza en la esquina, en la casa o el trabajo.

Ser mujer es una magia única y nos convierte en especiales.

Carmen Lieng Mena Lombillo
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