El trato hacia las personas refleja cómo somos, nuestros valores y educación. Los primeros instantes de un encuentro son esenciales para la impresión que brindamos. La forma en que tratamos a los demás expresa humildad, bondad y misericordia o todo lo contrario: prepotencia, altanería y soberbia.

El trato hacia los demás revela lo que verdaderamente hay en el corazón de los hombres. Hay muchos otros elementos que pueden definir a las personas, ni sus títulos, ni su posición, ni su dinero. Somos seres humanos con una historia, con nuestras propias luchas y valiosos por la dignidad que tenemos.

Todas las personas tienen el mismo derecho a recibir un trato agradable. La apariencia personal no solo dice de nosotros. La forma de proyectarnos con nuestros semejantes aporta mucho a nuestra imagen. El respeto es uno de los valores éticos más importantes para una vida satisfactoria.

El término respeto se define como la consideración, tacto y estimación que se tiene hacia la gente, sin importar ninguna clase de condicionamientos, como raza, color, sexo o religión. Toda persona, por el simple hecho de pertenecer a la raza humana, merece consideración y respeto. Existen ciertas premisas básicas para la práctica del respeto, como pilar esencial de una vida de valores.

Aplique la regla de oro “no haga a los demás lo que no le gusta que le hagan a usted”. Toda persona merece ser tratada con respeto, honor y dignidad. Es de vital importancia tratar a los demás como queremos que nos traten.

El respeto por nosotros mismos consiste en hablar, vestir y vivir con dignidad. Todos merecemos un buen trato, estima y consideración por parte de los demás. Trátese con respeto y fórjese actitudes de valor, autoestima y consideración.

En cuanto le sea posible, y sin menoscabo para su honor y dignidad, mantenga buenas relaciones con los que se encuentran a su alrededor. Si alguna persona tiene actitudes equivocadas hacia usted, ignórela.

La indiferencia es una de las mejores tácticas a seguir. Un saludo cordial, hablar modulado y fuerte (no gritar), escuchar atenta y empáticamente, dejar que la persona mayor se exprese, respetando sus tiempos y limitaciones. Respetar y validar sus opiniones y creencias, brindar siempre orientación e información básica son acciones que puede hacer y ofrecerán la mejor imagen de usted como ser humano.

Olga Álvarez Suárez
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