Toda madre debiera llamarse maravilla

Mayo se escribe con M de madre. Este mes trae consigo un segundo domingo especial, un día para celebrar el amor que le profesamos a nuestras madres y devolverles un poco del cariño que ellas entregan.

Este día está tejido con hilos de recuerdos, sonrisas y, a veces, melancolía.

El origen de esta fecha, se remonta al año 1905 cuando la maestra de Filadelfia, Anna Jarvis, a raíz de la pérdida de su propia progenitora, comprendió la importancia de demostrar el afecto a las madres mientras están a nuestro lado.

Anna, inicio una campaña para tener el apoyo de personas influyentes, para poder declarar oficialmente una fecha festiva para ellas.

Así fue como el primer Día de las Madres fue reconocido en una ceremonia el 10 de mayo de 1908. La práctica se oficializó en 1914,

En nuestro municipio existe un monumento dedicado a las madres, que todos pueden ver al pasar por nuestro parque de la iglesia, en el hay una frase que versa: Las madres ¡Madre mía! Si mueren para el mundo para sus hijos no”, y es que las madres son eternas, pueden dejar un espacio vacío en la mesa, pero nunca en el corazón dónde sembraron su amor.

Hoy, la fecha trae consigo Regalos, flores, poemas, canciones. Pero más allá de los obsequios materiales, lo que realmente importa es el reconocimiento sincero del papel fundamental que las madres desempeñan en nuestras vidas.

Las madres son el refugio seguro en la tormenta, la mano que nos levanta cuando caemos. Como sentenció José Martí: Toda madre debiera llamarse maravilla. Por eso este domingo marca una fecha especial para recordar a las madres que abrazan, a las que guían, a las que luchan, y a las que sueñan. A ti madre que caminas orgullosa de la mano de tu pequeño , a ti que ya no estás, a ti que hoy extrañas porque estás lejos de tus hijos, a ti que lo das todo sin esperar nada a cambio. A ti madre, gracias, en todas tus formas la cariñosa, la molesta, la que llora y la que ríe. Feliz día.