Por: Caruvy Capote.

Muy acertada decisión ha tenido Janet Pérez directora de este programa al iniciarlo con el capitulo «El color de las lágrimas» , del podcast «De todo y para todos», que constituye una excelente propuesta de la autoría de Adrian Torres, Rosicler Quiñones y Dayamí Tabares, realizadores de Radio Ariguanabo, en la que combinan la ternura e ingenuidad infantil con lo reflexivo y está referida a la visión negativa del llanto hacia las masculinidades, un mito vigente vinculado al tema.

Otro mito y a su vez interpretación errónea de orientaciones psicológicas ante las perretas o rabietas, es la creencia asociada al dejarles llorar sin límites, cuando no es esto lo que se orienta por los psicólogos, sino que se refieren al método educativo indirecto, de actuar con supuesta indiferencia, al no demostrar la inquietud o preocupación adulta real que esto genera, haciendo determinada actividad atractiva en su presencia que aunque es para el menor se debe actuar ante este, como si no lo fuera, para lograr así que se acerque espontáneamente y desee participar de ello sin que se le diga que venga.

Aunque se conoce que en la etapa de recién nacido el llanto representa señal de alerta multidireccional a la cual se debe prestar mucha atención, se debe destacar que ya desde el segundo semestre del primer año de vida muchos adultos pueden conducirles a ciertas manifestaciones manipulatorias que ellos mismos les refuerzan y después, lo que no se resolvió en ese tiempo puede incrementarse.

Con el negativismo infantil típico de edades tempranas y preescolares el niño puede aprender mejor a usar el llanto como recurso para imponerse, probar fuerza o tratar de hacer su voluntad ante otros y lamentablemente, muchos lo logran.

Esto lleva a que los adultos puedan caer en las trampas emocionales que los menores aprendieron a usar al azar a partir de los propios errores que estos le suministran y que progresivamente pueden ir alcanzando mayores niveles de elaboración lo cual se unifica con permisibilidades y ambivalencias en lo educativo, en las que prevalecen la falta de unidad de criterios a nivel familiar, la lástima, los temores declarados, con frecuencia en su presencia, a que «le
pase algo malo», a «que se ponga agresivo si se les deja llorar» y hasta se expresa «que nacieron con mal carácter y no se les puede contradecir para evitar que se pongan peor».

Más allá de lo que se conoce como «malcriadeces» y del no visibilizar que estas representan desde su esencia ese «criar mal» que proviene de los manejos educativos inadecuados adultos, además de que pueden estar vinculadas al llanto no sólo pueden contribuir a empeorar en el tiempo los comportamientos maltratadores hacia los seres queridos, sino que pueden generalizarse y ocupar otros espacios.

Es importante analizar también que el acostumbrarse a pedir las cosas llorando no sólo conduce a manipulación, sino que puede propiciar limitaciones ante la falta de entrenamientos para defender criterios con argumentos sólidos, firmeza y estabilidad emocional.

Se debe ganar en comprensión acerca de la crianza y educación basada en límites de independencia progresiva de manera personalizada, en la cual paso a paso, desde edades tempranas los menores deben aprender a demostrar mejores comportamientos si desean mayor Independencia. Es necesario enfatizar también sus aspectos positivos sin dejar de considerar en lo educativo el tema de los derechos, deberes y valores.

En lo vinculado o no al tema, aunque siempre es posible reaprender en cualquier edad para bien, debe existir intencionalidad de cambio desde la convicción en los adulto, para lograrlo en los menores, aportando día a día a que seamos mejores personas.

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