Los círculos infantiles son un verdadero tesoro para nuestra sociedad. Para los niños, significan un espacio seguro y estimulante donde pueden crecer, aprender y socializar desde temprana edad. Bajo el cuidado de educadoras dedicadas y cariñosas, los pequeños exploran el mundo, desarrollan sus habilidades y aprenden valores esenciales como la amistad, la cooperación y el respeto.

Pero los círculos infantiles no solo benefician a los niños. También son un pilar fundamental para la madre trabajadora. En un país donde la participación de la mujer en la fuerza laboral es alta, los círculos infantiles ofrecen la tranquilidad de saber que sus hijos están en buenas manos mientras ellas pueden desarrollar sus carreras profesionales y contribuir al desarrollo de la sociedad.

El círculo infantil permite a la madre trabajadora conciliar su vida personal y laboral, sin tener que renunciar a ninguna de las dos. Le brinda la oportunidad de crecer profesionalmente, sabiendo que sus hijos están recibiendo una educación de calidad en un ambiente seguro y afectuoso.

En un momento en que se debate tanto sobre la importancia del desarrollo infantil temprano y la igualdad de género, los círculos infantiles se alzan como un ejemplo de política social exitosa que beneficia a los niños, a las madres y a toda la sociedad cubana.

Por eso, hoy queremos reconocer y agradecer el invaluable trabajo que realizan las educadoras de los círculos infantiles, así como el compromiso del Estado cubano con la educación y el bienestar de la infancia. Los círculos infantiles son un orgullo para nuestra nación y un legado que debemos preservar y fortalecer para las futuras generaciones.