El calendario se despliega y en su caminar de días, nos señala el 28 de junio: Día Mundial del Árbol. Esta efeméride, es un llamado a recordar que somos hijos de la tierra, el sitio que nos cobija y nos da aliento.

Los árboles, son más que madera y hojas. Son los pulmones de la Tierra. Son sombra en el abrasador verano, refugio para aves , hogar para un sinfín de criaturas. Sus raíces, como venas profundas, sujetan la tierra erosionada, protegiéndola de la voracidad del viento y del agua.

Suecia fue el primer país en  celebrar el Día del Árbol en el  año 1840. La instauración del Día Mundial del Árbol surgió como iniciativa del Congreso Forestal Mundial celebrado en Roma en el año 1969. La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) aceptó la iniciativa en el año 1971.

En la vida moderna, inmersos en el frenesí del asfalto, olvidamos nuestra pertenencia a un ecosistema mayor y la armonía con el entorno.

El Día del Árbol surge como una invitación a la reflexión, una oportunidad para recuperar esa unión perdida. Es un llamado a despertar del letargo consumista y a abrazar una conducta más respetuosa con nuestro planeta.

Recordemos siempre que somos parte de un todo, que nuestra vida está intrínsecamente ligada a la salud del planeta y que el bienestar de la humanidad depende del cuidado de los árboles, esos seres esenciales que nos brindan vida.

Rosicler Quiñones Salgado
Últimas entradas de Rosicler Quiñones Salgado (ver todo)