Lázaro Peña fue un destacado dirigente sindical cubano, reconocido por su compromiso firme y su sabiduría en la defensa de los derechos de los trabajadores. Su legado se caracteriza por una profunda convicción en la importancia del conocimiento y la claridad en la toma de decisiones. Peña advertía sobre el peligro de actuar sin dominio sobre los temas que se discuten, señalando que no se debe decir “sí” cuando corresponde un “no”, ni viceversa, para no perder credibilidad ni autoridad.
Para él, el sindicato debía actuar con criterio propio y representatividad auténtica, convirtiéndose en la voz legítima de todos los trabajadores. Sólo así, decía, podría tener autoridad moral para exigir tanto derechos como deberes, fortaleciendo la unidad y la justicia dentro del ámbito laboral.
Los principios que defendió Lázaro Peña mantienen plena vigencia hoy en día, especialmente cuando afirmaba que la lucha sindical debía estar orientada al desarrollo constante de la economía, la cultura, la ciencia, la defensa nacional y, sobre todo, a la mejora del nivel de vida del pueblo cubano.
Por estos valores y su incansable labor, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz lo calificó como el “El capitán de la clase obrera cubana”, un reconocimiento que subraya la importancia de su contribución a la historia y al movimiento obrero de Cuba
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