El 21 de diciembre de 1830 nació, en una finca de la antigua región de Manzanillo, Bartolomé Masó Márquez. Creció entre el apego familiar y una temprana conciencia patriótica que lo llevó a colocar la libertad de su tierra por encima de cualquier interés personal.

De raíces cubanas y españolas, Masó manifestó desde joven un carácter decidido y una vocación clara por la causa independentista. Su compromiso se concretó en 1867, cuando participó en la creación de la Junta Revolucionaria de Manzanillo e integró su Comisión Ejecutiva, paso decisivo en la organización del movimiento emancipador en la región oriental.

El 10 de octubre de 1868 asumió sin titubeos el deber con la nación. Como segundo jefe de las fuerzas libertadoras, con grado de Teniente General, se incorporó a la lucha armada, responsabilidad que luego alternó con la dirección de la Hacienda del Estado de Oriente. Su presencia resultó determinante en acciones iniciales como la primera carga al machete en Yara y la toma de Bayamo, hechos que consolidaron su prestigio entre las tropas mambisas.

La confianza ganada entre los combatientes lo llevó a asumir altas responsabilidades militares y políticas, entre ellas las de Secretario y Subsecretario de la Guerra, Segundo Jefe de los distritos de Holguín y Manzanillo, General de Brigada y representante a la Cámara.

El reinicio de la lucha el 24 de febrero de 1895 volvió a contar con su liderazgo. Desde su finca de Bayate, en Manzanillo, se alzó nuevamente su voz por la libertad. A sus méritos como Mayor General del Ejército Libertador se sumó la elección como Presidente de la República en Armas, expresión del respeto y la autoridad moral que conquistó entre sus contemporáneos.

Bartolomé Masó Márquez falleció el 14 de junio de 1907, pero tras de si dejó un legado de coherencia, sacrificio y lealtad a la Patria, inscrito para siempre en las páginas más luminosas de la historia cubana.

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