La ciencia aplicada a la tierra

San Antonio de los Baños, Artemisa, Cuba. – Desde el Instituto de Investigaciones del Tabaco trabaja para que la hoja cubana siga siendo la mejor del mundo. Este centro es el aliado científico de los productores tabacaleros.

La institución desarrolla 57 proyectos de investigación que abarcan todo el ciclo del tabaco: desde el trabajo en el campo (el proceso agrícola), hasta la preindustria y la industria final. Este trabajo se hace pensando siempre en los intereses y necesidades de los propios productores, con el objetivo de mantener la calidad mundial del tabaco cubano.

El instituto tiene cuatro estaciones experimentales en distintas regiones del país, lo que le permite probar y adaptar sus soluciones a diferentes suelos y climas. Además, forma a jóvenes científicos que son la reserva para las investigaciones del futuro. Uno de los resultados tangibles de esta investigación es el uso de variedades de semillas mejoradas, como el Corojo 2020 y el Criollo 2024, que han permitido a empresas locales como la Lázaro Peña superar sus planes de producción. Su labor también es clave para el desarrollo de tecnologías que mejoran el suelo y la productividad, uniendo ciencia e innovación en el campo.

La investigación impacta directamente en dos frentes principales: Calidad para la exportación: Gran parte del esfuerzo está dirigido a producir la capa clara de tabaco, que es la hoja exterior de los puros de alta gama para la exportación. La mejora de esta capa es esencial para la reputación y el valor económico del habano cubano en el mundo.

· Sustitución de importaciones: El instituto también contribuye a soluciones prácticas. Por ejemplo, la Planta de Sustrato ubicada en la zona produce un sustituto local de los nutrientes que antes se importaban, ahorrando recursos al país.

El éxito del tabaco en San Antonio de los Baños es un logro conjunto. En el inicio de la última campaña, se reconoció a productoras como Gloria Rodríguez Armas, de la UBPC La Reserva, por sus altos rendimientos, y a cooperativas como la UBPC Felipe Herrera y la CPA Niceto Pérez, premiadas precisamente por su disciplina y por apostar por la ciencia y la innovación.

Es un instituto que investiga, productores que aplican esa ciencia en sus tierras, y una tradición centenaria que se renueva para dar al mundo el aroma inconfundible del mejor tabaco.