El sistema educacional en Cuba despliega una labor enfocada en formar ciudadanos competentes, capaces de sentir y respetar los valores que en las instituciones enseñan por la historia.
La necesidad de fortalecer la sencillez, la solidaridad, honradez, la sinceridad es una ardua tarea en pleno siglo XXI por los cambios socioeconómicos que vivimos hoy, de ello depende la responsabilidad que asume la propia humanidad.
Los valores guían la conducta del ser humano en cada momento de su vida y se aprenden en la escuela con mayor fuerza.
Como dijera Martí: “…educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que se le ha antecedido, es hacer de cada hombre resumen del mundo viviente para que flote sobre él y no dejarlos debajo de su tiempo con lo que no podrá salir a flote…”
La educación cubana se nutre del pensamiento martiano por su vasta idea social y política. Cada pensamiento suyo responde a estos valores que aprendemos, esos que nos alimentan con saberes, sentimientos y principios.
Es por ello que el sistema educacional instruye con valores con la participación igual que la familia y el medio social. Esto hace necesario poner a los niños, jóvenes, adolescentes y a los adultos en situaciones de experimentar en lo personal los valores que se aprenden para poder decir que se forman en determinados y que se hace personas de bien para crear una familia con tales conceptos.
La sociedad cubana se enfrasca en formar un hombre nuevo, acorde con el proceso científico técnico que permite, piense y actúe en correspondencia con la sociedad y las instituciones escolares de todos los niveles dentro de sus programas de estudio prepara a los estudiantes en función de ello.
Consciente del momento histórico que vivimos desde ese punto, debemos seguir adelante con los valores que nos enseñaron y que vemos que todavía practican día a día.
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