En 1958, tras la derrota final en Las Mercedes de la ofensiva brutal de la tiranía, el comandante en jefe Fidel Castro ordenó la formación de 2 columnas invasoras, lideradas por los brillantes comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara. La misión era llevar la guerra desde la Sierra Maestra hacia las provincias centrales y occidentales del país, uniendo las fuerzas rebeldes para consolidar la victoria.
Partiendo en agosto, estas tropas enfrentaron condiciones extremas: hambre, frío, constante hostigamiento enemigo y el reto de cruzar territorio llano sin las montañas que tanto protegían sus ataques anteriores. Las inclemencias del tiempo impidieron a Camilo partir en la fecha señalada, haciéndolo el día 21. La tropa del Che salió del Jíbaro, a unos 6 kilómetros del poblado de Las Mercedes el 31 de agosto, y el día 3 de septiembre, lo hizo el resto, dando inicio a la gesta que hasta entonces solo pertenecía al legendario Antonio Maceo.
La proeza era mayúscula, comparable solo a sucesos históricos como la invasión del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia. Camilo comandó la Columna Número DOS “Antonio Maceo”, que avanzó hacia Pinar del Río, y el Che lideró la Columna Número 8 “Ciro Redondo”, rumbo a Las Villas. En el camino, organizaron combates locales, integraron fuerzas revolucionarias y establecieron estructuras administrativas en los territorios liberados.
Las batallas culminaron en victorias decisivas: Camilo tomó el cuartel de Yaguajay tras 9 días de intensa lucha, y el Che conquistó Santa Clara, un bastión clave del régimen, lo cual fue posible por la acertada dirección, correcta apreciación y el mando de su jefe, así como la férrea voluntad, disciplina y estoicismo de sus combatientes. Estas acciones precipitaron la caída de la tiranía de Batista. El Primero de enero de 1959, con el enemigo derrotado, Camilo, el Che y Fidel avanzaron hacia La Habana, consolidando el triunfo revolucionario y el inicio de profundas transformaciones sociales.
Esta épica invasión de Oriente a Occidente fue una misión de titanes, un recorrido de más de 500 kilómetros atravesando riesgos y adversidades, que demostró la fuerza, la unidad y el compromiso de un pueblo decidido a ser libre.
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