Por: Caruvi Capote

Las familias pueden generar desarrollo o deterioro, pueden ser fuente de malestar o bienestar, pueden representar paz o conflicto, estabilidad o inestabilidad, unión o distanciamiento, pueden ser potenciadoras o limitadoras de los proyectos de vida en dependencia de la calidad de funcionamiento que logran alcanzar y de la calidad de los reaprendizajes que decidan poner en práctica a partir del «darse cuenta» del daño o improductividad que pueden ocasionar errores no visibilizados hasta un determinado momento, ya que siempre existe la posibilidad de reaprender.

Las familias deben garantizar no sólo la acogida de cada nuevo integrante sino de garantizar la calidad de su formación y desarrollo enriquecida en valores que contribuyan a que se haga realidad la propuesta de ser cada día mejores seres humanos en lo intra e inter especie.

Muchos errores pueden conducir y conducen a dificultades en la calidad de lo saludable en lo familiar.
Hay normativas dañinas que rigen en la conducción familiar que afectan a sus integrantes, por predominio de estilos controladores en unos casos, anárquicos o caóticos en otros.

Aspectos negativos como las rigideces, las ideas prejuiciadas, las imposiciones y permisividades pueden contribuir a fomentar tendencias de comportamiento negativo en cualquier dirección lejana a lo saludable.

La participación activa de sus integrantes es fundamental en los asuntos de familia con horizontalidad saludable, sin optar por lo informativo tardío que implica exclusión.

Entre las peores opciones están las mentiras que por ser traición dañan lo afectivo , destruyen la confianza y conducen a decepciones que pueden ser irreversibles.

La paz, la felicidad y el bienestar son una construcción posible e implican salud en lo familiar, lo social y lo individual en interacción recíproca permanente.

Constituyen realidades cercanas que pueden y deben estar presentes, sin dudas, hasta en los problemas y en la enfermedad.

Para lograrlo deben predominar el respeto, la responsabilidad, el disfrute afectivo desde la necesidad de compartirlo con sinceridad y lealtad, amor y confianza recíprocos que deben prevalecer al llegar y permanecer en ese lugar bonito y satisfactorio familiar posible que puede significar salud para todos.