Hoy los jóvenes viven en un escenario mundial muy complejo. Hay guerras, crisis económicas, cambios tecnológicos y mucha información que llega todo el tiempo.
En medio de todo eso, muchos jóvenes intentan ubicarse, entender su lugar, decidir qué hacer. En San Antonio de los Baños se pueden ver jóvenes que estudian, trabajan, participan en actividades culturales o deportivas, y también otros que se sienten desorientados o poco motivados.
¿Qué se puede hacer para que más jóvenes se sientan parte activa de la sociedad? La respuesta no está solo en pedirles que se comprometan, sino en crear condiciones reales para que puedan desarrollarse y ser escuchados.
Ese mismo escenario afecta la manera en que se asumen los principios de la Revolución. Algunos jóvenes los defienden desde sus acciones cotidianas, desde el ejemplo, desde el trabajo que hacen en sus barrios o en sus escuelas.
Otros, en cambio, se preguntan qué sentido tiene hablar de Revolución si no logran ver en su vida diaria resultados concretos. En San Antonio hay jóvenes con iniciativas, con ideas, con ganas de aportar, pero no siempre se les da espacio ni se les toma en serio.
¿Cómo pedir que defiendan principios si no se sienten incluidos? La respuesta está en abrir más puertas, en construir con ellos, no por ellos.
Tampoco se puede ignorar que muchos jóvenes han tenido que dejar atrás proyectos personales, o han sentido que sus esfuerzos no se valoran. En algunos casos, la falta de oportunidades los empuja a la apatía o al silencio.
Pero también hay quienes, a pesar de todo, siguen proponiendo, creando, organizando actividades, y demuestran que sí es posible hacer cosas útiles desde lo que tienen.
 ¿Se está haciendo lo suficiente para apoyarlos? La realidad dice que no siempre. En San Antonio existen iniciativas buenas, pero muchas veces no reciben apoyo constante, y eso genera desánimo. Hay que actuar con coherencia si se quiere que los jóvenes mantengan su energía.
Aun así, hay señales positivas. En distintos espacios del municipio se han desarrollado proyectos culturales, acciones comunitarias, talleres y encuentros que han sido liderados por jóvenes.
Eso demuestra que cuando se les brinda confianza, ellos responden con compromiso. Pero si esos esfuerzos no se multiplican, si se quedan aislados, si no se integran a políticas sostenidas, se corre el riesgo de que se pierdan.
 ¿Por qué no aprovechar mejor ese potencial? Porque a veces falta voluntad, a veces se mantiene una visión antigua sobre cómo deben ser las cosas, y eso choca con la realidad que los jóvenes viven hoy.
Desde mi punto de vista, los jóvenes en San Antonio de los Baños —como en toda Cuba— tienen deseos de aportar, pero necesitan sentirse parte del presente y no solo del futuro. La defensa de los principios de la Revolución no puede ser solo una consigna, debe ser un proceso vivido y comprendido, donde cada joven tenga razones reales para creer y participar.
Hay que escuchar más, acompañar más y construir juntos. Porque si no se escucha a los jóvenes ahora, ¿cuándo se hará? Y si no se hace desde la verdad, ¿cómo esperar compromiso sincero? Creo que la Revolución se defiende también con diálogo, con coherencia y con participación activa, no con imposiciones.
Erica De la Nuez
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