¿Qué busca? … Puede preguntar … ¿Desea algo en específico? En algunos momentos estas preguntas simulan amabilidad, en otros pueden ser molestas. Algunos vendedores incluso y como decía mi abuela, no le pierden ni pies …  ni pisada…  vigilan detrás de usted, en caso de que se sienta atraído por sus ofertas.

Es un escenario familiar para muchos de nosotros. ¿Alguna vez, amigo oyente mientras observa una mercancía siente como que lo acosa el vendedor? Aunque también ocurre todo lo contrario …  llega, saluda, quiere preguntar por lo que le interesa y …   La mirada resbala sobre su persona, usted mueve los labios, pero ya la mirada regresó al celular …  insiste, la mirada regresa, como valorando si en realidad puede permitirse la compra … Y a veces logra salir victorioso … satisfecho por la adquisición y por el buen trato. En mi opinión, algunas personas, no se preparan para enfrentar la presión de vender y pueden estar desorientadas y malhumoradas ante las preguntas constantes de los compradores.

Recuerdo una anécdota de un familiar que trabajaba en una tienda durante la época del capitalismo en Cuba. Él me contaba cómo los empleados eran adiestrados para atraer a los clientes con un trato excepcional, sin usar frases como:  «¿Qué quieres?» o «¿Qué buscas?». Incluso les enseñaban cómo presentarse, actuar y sentarse para aumentar sus posibilidades de vender.

Sin embargo, con el tiempo y el surgimiento de puntos de venta y espacios para comercializar diversos productos, el irrespeto al cliente, en el que se incluyen no aceptar billetes con valor de cinco, diez o veinte pesos o el   maltrato gestual … SÍ esa mirada despectiva que casi grita: ¿Tienes dinero para eso? No lo creo. La vulgaridad aumenta y la etiqueta básica queda atrás.

Los vendedores ambulantes, por su parte, pueden detener su marcha y hablar a todo volumen sobre sus ofertas, otros, pregonan y cuando buscas el efectivo, apresuras el paso y llegas a la puerta, ya se alejaron varias cuadras.  Por supuesto, están los que aplican la tecnología y reproducen sin cesar su mensaje sin importar si está escuchando música o tiene un bebé que duerme.

Sí, amigo lector el acoso tiene muchas caras y es importante estar consciente de él para tener éxito en nuestras intenciones de comprar, porque si hablamos de cultura del detalle y de atención al consumidor, hay mucho camino por recorrer.

 

 

Janet Pérez Rodríguez
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