El 26 de septiembre de 1960, un joven de legendario uniforme guerrillero hizo entrada al edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York. Hablamos del líder histórico de la Revolución cubana, quien por vez primera alzaría su voz a favor de los pobres y de la paz para todos en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
Al llegar su turno, Fidel Castro caminó hacia el podio, tomó dos sorbos de agua y comenzó el discurso que hizo historia. Eran cerca de las tres pasado meridiano cuando inició su intervención. Vestido de verde olivo, el líder hizo retumbar con su verbo los cimientos del lugar.
En dicho discurso, Fidel subrayó la necesidad que tiene el pueblo cubano de su autodeterminación, de la defensa de su soberanía y desarrollo. También denunció los problemas que preocupan a muchas naciones en el mundo, como la paz y el desarme. Fidel fue directo en sus mensajes, habló en nombre de Cuba y de muchos pueblos a los que el imperio pretende silenciar. Además, recordó los largos años de lucha de los cubanos por alcanzar su verdadera independencia y la situación encontrada por los rebeldes tras el triunfo revolucionario de 1959.
En relación con las constantes amenazas del gobierno estadounidense contra la Isla, enumeró los bombardeos contra los centrales azucareros, y los planes terroristas provenientes de Estados Unidos, así como los intentos de Cuba para que fueran condenados en la Organización de Estados Americanos. Asimismo, el Comandante en Jefe detalló las acciones realizadas por el gobierno revolucionario para transformar la realidad del país y expuso el propósito de erradicar el analfabetismo.
Su intervención concluyó cerca de las ocho de la noche. El primer discurso pronunciado por Fidel en la Organización de Naciones Unidas destacó por su enérgica posición contra la brutal filosofía de la guerra. La imagen de aquel joven en la tribuna, con su traje de campaña, dejó huellas indelebles del espíritu antimperialista y el afán por la justicia que acompañaron siempre a la Revolución cubana. Sus palabras devinieron denuncia al imperialismo norteamericano, a su injerencia en la región y a la prepotencia que impone a escala mundial.
Por su parte, miembros del Departamento de Prensa de las Naciones Unidas, distribuyeron en cinco idiomas aquel memorable discurso del representante del Gobierno revolucionario cubano. El pensamiento de Fidel y sus vibrantes palabras resuenan aún en nuestros días.
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