El 27 de noviembre de 1871 queda inscrito en la historia de Cuba como un día de luto e indignación. 8 jóvenes estudiantes de primer año de Medicina en la Universidad de La Habana enfrentaron un pelotón de fusilamiento. Su único delito: una falsa acusación.

Todo comenzó un viernes, 24 de noviembre, cuando un grupo de estudiantes esperaban a su profesor de Anatomía en el Anfiteatro, cerca del cementerio de Espada. Ante la demora, algunos recorrieron el camposanto. Uno arrancó una flor. Otros jugaron con un carro fúnebre. Acciones simples, sin malicia.

El vigilante del cementerio, Vicente Cobas, presentó una denuncia falsa. Aseguró que los alumnos rayaron la lápida del periodista español Gonzalo Castañón. El gobernador político Dionisio López Roberts vio una oportunidad. Buscaba aumentar su prestigio ante las autoridades coloniales. Con increíble prontitud, ordenó la detención de 45 estudiantes de la clase.

Su profesor, Pablo Valencia, actuó con cobardía y permitió el arresto. Los estudiantes entraron a la cárcel la noche del 25 de noviembre. Un juicio sumarísimo se llevó a cabo. El capitán español Federico Capdevila defendió con firmeza la inocencia de los jóvenes. Su argumentación fue sólida, pero las fuerzas coloniales No querían justicia. Los Voluntarios españoles, un cuerpo paramilitar, ejercieron presión. Amenazaron y chantajearon al tribunal. Condenaron a muerte a 8 estudiantes.

El consejo de guerra firmó la sentencia el 27 de noviembre. Les leyeron el fallo. Escribieron sus últimas notas, mensajes desgarradores para sus familias y luego, en la explanada de La Punta, un piquete de fusilamiento acabó con sus vidas.

Los nombres de estos mártires deben recordarse para siempre: Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos, Juan Pascual Rodríguez, Alonso Álvarez de la Campa, Carlos Augusto de la Torre, Carlos Verdugo y Eladio González. El régimen colonial quiso humillarlos más allá de la muerte y arrojaron sus cuerpos a una fosa común en un lugar llamado San Antonio Chiquito.

Este crimen constituye la máxima expresión de la represión española y que, a su vez, avivó la llama independentista. Hoy, un monumento a la salida del Túnel, junto al Malecón habanero, honra su memoria. Cada 27 de noviembre, Cuba entera guarda duelo. Su sacrificio no fue en vano. Su recuerdo es un símbolo eterno de la injusticia colonial y el precio de la libertad.

Shakira Mesa
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